
Francisco de Goya (1746-1828 ): “Saturno devorando a su hijo”. Saturno es el símbolo del tiempo que todo lo destruye, dibujado por Goya como un gigante avejentado con las fauces abiertas y los ojos en blanco, devorando el cuerpo sanguinolento del hijo. En cierta manera, refigura el tema de la revolución.
1. La reiterada presencia de Marx en nuestra cultura
En el año 1901 el pensador socialista francés Jean Jaurès expresaba de una manera vibrante el sentido emancipatorio y secularizante de la filosofía marxista de la historia:
«Sólo bajo una transposición hegeliana del cristianismo es como Marx se representa el movimiento moderno de emancipación. Al igual que el Dios cristiano se ha rebajado hasta el fondo de la humanidad sufriente para elevar a la humanidad entera; al igual que el Salvador, para salvar efectivamente a todos los hombres, ha debido reducirse a ese grado de despojo tan próximo a la animalidad, por debajo del cual no se podía encontrar ningún hombre; al igual que este abajamiento final de Dios era la condición de la elevación infinita del hombre; así también en la dialéctica de Marx, el proletariado, el Salvador moderno, ha debido despojarse de toda garantía, desnudado de todo derecho, rebajado al plano más profundo de la nada histórica y social, para elevarse y elevar a toda la humanidad»[1].
Destaca Jaurès en estas expresiones un punto importante de la historiología dialéctica de Marx. Se trata de la inversión de la escatología cristiana mediante la alteración materialista de la dialéctica de Hegel, haciendo del reino de Dios un reino del hombre: Pecado original y Redención se transmutan en Alienación y Revolución; asímismo, le atribuye al proletariado la misma misión redentora que Jesucristo tiene en el Evangelio.
Esta transmutación se deja ver en los análisis que Marx realiza sobre la actividad humana y las causas generales de la historia. Continuar leyendo