1. El evolucionismo
El problema de la historia es el de la novedad que la libertad aporta en el tiempo. Esta novedad histórica tiene su origen en una novedad ontológica, a saber, la de la misma libertad. Porque si la libertad viniera a coincidir con cualquiera de las capas ontológicas susceptibles de explicación estrictamente bioquímica o biofísica, no tendría sentido plantear la aportación histórica como una novedad ontológica: la historia coincidiría con la evolución, la cual culminaría, por su propio mecanismo efector, en lo que se llama la «libertad». La evolución complejificaría a los organismos (evolución biológica) y complejificaría a la humanidad en las acciones (equívocamente) libres. El universo entero manifestaría la complejificación creciente de una energía básica, sólo diferenciable en varios niveles, distintos en grado, pero no en esencia[1].
Pues bien, el «evolucionismo», en sentido estricto, es la doctrina de quienes afirman que la multiplicidad de la vida psíquica y orgánica proviene de unas pocas formas primitivas, o quizás de una sola, entendida como materia inorgánica. Continuar leyendo